«Non ho alcuna fiducia nelle dittature e soprattutto nelle dittature civili. Io non mi sono mai sentito debole, se non quando le Camere erano chiuse. D'altra parte non potrei tradire la mia origine, rinnegare i principi di tutta la mia vita: sono figlio della libertà. È ad essa che debbo tutto quel che sono. (...) Io scelgo la via parlamentare, è la più lunga ma è la via più sicura» - Camillo Benso, conde de Cavour
El partido de gobierno con la ayuda de varios sectores de la oposición aprobaron en la Comisión de Constitución un dictamen que incorpora al Senado al poder legislativo. Sin embargo, días después nuestro galante presidente del Congreso señaló algunas objeciones al citado proyecto, más aun, hizo hincapié que no se vería en la presente legislatura. Queda claro entonces el juego oportunista de los políticos de siempre. Si bien comprenden que existen reformas necesarias relacionadas a las estructuras formales del poder político, no están dispuestas a asumir los costos. Diría los costos de la democracia, pero lo que realmente vemos son los costos de la encuestocracia. Los políticos hoy están sometidos a la volatilidad de la opinión pública.
Las cifras lo dicen todo, nadie quiere más “otorongos”. Todos cuestionan el excesivo gasto que significaría implementar una cámara. No obstante, debemos entender que la democracia lleva costos, algunas veces elevados y que nuestro país no puede escaparlos. Si seguimos rehuyendo la carga que como ciudadanos debemos asumir y continuamos malbarateando nuestra democracia, tendremos que pagarlo caro en el futuro (si no lo estamos pagando ahora).
Entonces, son dos caras de una moneda, el compromiso de los ciudadanos y la acción política de los representantes. Las dudas en el camino y las marchas y contra marchas conspiran contra una república inacabada que adorna el nombre del Perú. Necesitamos exigir una reforma política y electoral profunda, porque estamos hablando de nuestra representación y nuestro espacio en este y todos los gobiernos.
La agenda ya está marcada. El Senado es vital para incrementar el control en la producción legislativa, la famosa votación en 2 legislaturas es un engaña-muchachos que nuestros felinos congresistas han sabido hábilmente evadir. La erradicación del voto preferencial puede ayudarnos a darle más poder al partido político, pero esta debe ser acompañada de las circunscripciones uninominales para mejorar los controles ciudadanos. El financiamiento a los partidos también es un ítem pendiente que no puede esperar, si queremos la ansiada democracia de partidos.
La lista es clara, sólo tenemos que asumirla y andar pa´lante.
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