Por Juan Luis Denegri Martinelli
Lima
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Partidrocracia parte II |
El día martes de la semana que acaba de pasar recibí una grata respuesta a mi artículo sobre la partidocracia. En el artículo ¿”Más” partidos es sinónimo de “Mejor”?, Antonio Castañeda Cabanillas desarrolla las razones por las que aparentemente se opone diametralmente a las bases que propuse para un nuevo sistema de partidos políticos. Digo aparente, porque creo que si bien no concordamos en puntos clave, hay otros conceptos que nunca fueron propuestos y/u otros. Por ello, me tomaré la libertad de utilizar este debate para explicarme mejor a la vez que expongo la concepción de sistema de partidos que me distingue de Antonio y otros como Fernando Tuesta.
Desde esta tribuna considero que un sistema político por más precario que sea no puede darse el lujo de tener a un ex –candidato presidencial que representó al 19% del electorado sin inscripción (aun) y considerando la posibilidad de colgarse de algún otro movimiento para participar en las elecciones. No es admisible, tampoco, que la alcaldesa de Lima pertenezca a una agrupación que perdió su inscripción luego de perder dramáticamente las elecciones parlamentarias del 2011.
Con esto no estoy abogando, necesariamente, por un sistema con muchos partidos políticos. Sin embargo, los sistemas que establecen barreras de entrada y condiciones de permanencia, finalmente canibalizan a los partidos. Siendo el objetivo la reducción del número de partidos para facilitar acuerdos y mejorar la gestión política en el Estado, también tiene como efecto colateral el alto grado de renovación en la oferta electoral.
Revisemos los resultados electorales. En el 2000 participaron 12 agrupaciones, en el 2001 fueron 10, en el 2006 23 y en el 2011 tuvimos 21. La tendencia general ha sido el aumento de agrupaciones y si observamos detenidamente, son pocas las agrupaciones que han tenido una participación persistente. Si revisamos la información de la ONPE, sólo 6 agrupaciones han participado en mínimo 3 procesos electorales y sólo una participó en los últimos 2 procesos (APRA y Perú Posible). El resto de agrupaciones fueron eliminadas del sistema para la siguiente elección o participaron en algunos procesos utilizando vientres de alquiler (PPC en el 2000 y 2001).
Esas cifras combinadas con el porcentaje de renovación congresal, que se estima debe ser entre el 70-80%, nos otorga un sistema con agrupaciones de duración muy efímera que deben renovar esfuerzos para volver al registro cada 5 años. En total 49 agrupaciones han perdido su inscripción en los últimos 13 años y tenemos 12 agrupaciones que están en proceso de inscripción, de las cuales 2 vuelven a tentar su suerte.
En mi artículo anterior no abogué por el incremente de agrupaciones (que ocurre actualmente, a pesar de los obstáculos). Más bien, señalé que debemos diseñar un sistema más flexible que no intente forzar el bipartidismos a través regulaciones complicadas que hoy tienen como efecto secundario la renovación casi total de la oferta electoral cada 5 años.
Por otro lado, tenemos la oportunidad de acceder al “mercado electoral”. Cada año varias organizaciones inician el largo proceso de recolección de firmas para tentar la oportunidad de participar del proceso. En ese contexto, Antonio señala que “… no tenemos, la estabilidad política deseada y una de las causas es justamente la fragmentación partidaria que vivimos” y que “(l)a proliferación de partidos políticos, conocida también como “Fragmentación del Sistema de Partidos”, no es la única forma en que se puede manifestar un alto interés y participación política de la ciudadanía, porque este interés bien se puede canalizar con un número reducido de organizaciones políticas”.
En cuanto a lo primero, considero que no existe una relación (probada) de causalidad; el número de agrupaciones políticas que participan en las elecciones como oferta electoral no necesariamente significa un parlamento fragmentado. En ese sentido, no he abogado por la desaparición de mínimo de 5% para acceder al parlamento, sino el efecto eliminatorio que conlleva no llegar al parlamento. Es decir, pueden sobrevivir múltiples organizaciones que no ingresan al parlamento, pero mantienen su inscripción o como dirían en inglés “live to fight another day”.
La idea es garantizar cierta permanencia en la oferta electoral para permitirle continuidad y posibilidad de consolidación. El actual sistema es mortal, ya que condena a la desaparición a cualquier partido nuevo, ya que salvo excepciones las agrupaciones no pasan del 1% de la noche a la mañana. Revisemos la experiencia de los partidos verde en Europa que han tenido un largo proceso de consolidación para ingresar a los parlamentos, proceso que les ha costado varias elecciones. El Green Party en el Reino Unido por ejemplo se fundó en 1990 y recién en el 2012 alcanzaron 1 escaño en el parlamento.
En el Perú, de todas las agrupaciones que han participado en al menos 3 elecciones generales, sólo el 33.33% han mantenido sus inscripciones. En el caso de las agrupaciones que han participado en al menos 2 procesos electorales, sólo el 50% mantuvieron sus inscripciones. Mientras tanto, sólo el 20% de las agrupaciones que han participado en 1 proceso electoral han podido sobrevivir al siguiente. Podríamos determinar que existe una tendencia perversa que va reduciendo las posibilidades de supervivencia de nuevas agrupaciones.
En cuanto a la segunda afirmación de Antonio, si bien es posible canalizar las aspiraciones políticas a través de pocas agrupaciones, no hemos visto el resultado aún. A pesar de todas las trabas, los peruanos siguen insistiendo en recolectar firmas y enfrentarse a un sistema que les es hostil para forjar nuevas ofertas electorales. Por otro lado, la permanente aparición en las encuestas de personajes ajenos a la política como Gastón o el Papá de Ciro, nos muestran que los electores no desean canalizar acompañar a la oferta actual. Eso nos lleva al divorcio entre los políticos y los electores.
Finalmente, considero que el asunto central no versa sobre la reducción de la regulación en general, sino la construcción de un sistema hostil y ajeno que pone trabas y restricciones a ciegas y en los lugares equivocados.
No siento que los planteamiento hechos por Antonio respondan las siguientes interrogantes: ¿Por qué una agrupación que no pasa el 5%, a parte de no entrar al parlamente, debe perder su inscripción? ¿No se trata de mantener organizaciones políticas con aspiración de vida permanente? ¿Qué tiene que ver las barreras de ingreso al sistema político con las barreras de acceso al parlamento? ¿No se trata de facilitar las vías para que los electores puedan expresarse?