Por Juan Luis Denegri Martinelli
Lima-Perú
Hasta ahora no entiendo en qué consiste el acaparamiento o la concentración de medios. Según lo que han referido los legos en la materia, El Comercio ha logrado ganar el 80% del mercado al comprar al Grupo Epensa. Esto no significa que controle el 80% de la oferta de medios escritos, sino que su participación en el mercado es de 80%. Como resultado, el diario La República a través de sus columnistas ha planteado una acción para revertir todas las transacciones comerciales que originaron esta desgraciada situación.
Y sigo: cómo un juez a través de una sentencia piensa modificar las ventas del grupo Epensa y el grupo El Comercio, porque es la única forma que podría reducir la supuesta concentración. No se trata pues, de la propiedad de un número determinado de diarios que sumados hacen el 80%, sino se trata de las preferencias de los lectores, que han premiado a ambos grupos con un alto nivel de ventas.
El camino que ha ido tomando esta discusión cada vez es más peligroso, no sólo por la cantidad de falacias vertidas, sino por los efectos de las medidas. Si mañana el diario El Comercio logrará consolidar una posición de dominio en el mercado, una posición de dominio equivalente a una participación del 80%, entonces, ¿volveríamos a discutir esta vez la concentración de lectores?
Creo que por ahí no va la cosa. No se trata de impedir la concentración, por el contrario, se trata de impedir el abuso. No debemos buscarle 3 pies al gato. Cuando se den circunstancias abusivas, estas deben ser denunciadas y las empresas sancionadas. Por otro lado, si el diario La República desea mellar la participación en el mercado del grupo El Comercio, deberá innovar y mejorar su oferta.
Así que en este contexto me uno a los (no pocos) defensores de la transacción entre El Comercio y Epensa. Creo que son libres de juntarse y seguir ofreciendo sus productos como les plazca. Y en cuanto a La Republica, me parece triste la extrema suspicacia y para enrostrándonos algo de ironía, han demostrado cómo en ese grupo también los periodistas se alinean a la posición corporativa (coincidentemente).
Quiero concluir con la falacia más notable de la semana, la de Augusto Alvaréz Rodrich. Dice él que El Comercio maneja el 80% del mercado de medio escrito, pero al momento de reseñar los efectos de tremenda amenaza nos dice: “el despido implique que te boten del 80% del mercado de prensa escrita, de dos canales de televisión y del principal grupo radial”. ¿Gracioso, no? Y pelearte con Augusto equivale a enfrentarte a 2 programas de televisión, 1 de radio y una columna escrita.
Y sigo: cómo un juez a través de una sentencia piensa modificar las ventas del grupo Epensa y el grupo El Comercio, porque es la única forma que podría reducir la supuesta concentración. No se trata pues, de la propiedad de un número determinado de diarios que sumados hacen el 80%, sino se trata de las preferencias de los lectores, que han premiado a ambos grupos con un alto nivel de ventas.
El camino que ha ido tomando esta discusión cada vez es más peligroso, no sólo por la cantidad de falacias vertidas, sino por los efectos de las medidas. Si mañana el diario El Comercio logrará consolidar una posición de dominio en el mercado, una posición de dominio equivalente a una participación del 80%, entonces, ¿volveríamos a discutir esta vez la concentración de lectores?
Creo que por ahí no va la cosa. No se trata de impedir la concentración, por el contrario, se trata de impedir el abuso. No debemos buscarle 3 pies al gato. Cuando se den circunstancias abusivas, estas deben ser denunciadas y las empresas sancionadas. Por otro lado, si el diario La República desea mellar la participación en el mercado del grupo El Comercio, deberá innovar y mejorar su oferta.
Así que en este contexto me uno a los (no pocos) defensores de la transacción entre El Comercio y Epensa. Creo que son libres de juntarse y seguir ofreciendo sus productos como les plazca. Y en cuanto a La Republica, me parece triste la extrema suspicacia y para enrostrándonos algo de ironía, han demostrado cómo en ese grupo también los periodistas se alinean a la posición corporativa (coincidentemente).
Quiero concluir con la falacia más notable de la semana, la de Augusto Alvaréz Rodrich. Dice él que El Comercio maneja el 80% del mercado de medio escrito, pero al momento de reseñar los efectos de tremenda amenaza nos dice: “el despido implique que te boten del 80% del mercado de prensa escrita, de dos canales de televisión y del principal grupo radial”. ¿Gracioso, no? Y pelearte con Augusto equivale a enfrentarte a 2 programas de televisión, 1 de radio y una columna escrita.
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