lunes, 17 de febrero de 2014

HEROÍNA DE LA PAZ

Por Darwin Rubén Hernández Zeta
Piura-Perú


Foto para el recuerdo, donde además de ser una luchadora social, fue Madre.

Era el año 1992, y por aquel año acababa de cumplir los 4 años de edad, inocente de lo que sucedía en el país sobre todo en las zonas vulnerables, como el terror que azotaba a los peruanos en aquellas zonas, a los nuevos peruanos que de mi edad nacían y nacían con la pobreza y el terror en sus puertas. Al leer la historia del país reciente y en ella a grandes hombres y mujeres que nos han legado sus enseñanzas, su coraje y humildad, no puedo dejar de rendirle un homenaje a una gran Heroína María Elena Moyano Delgado. Luchadora social peruana, dirigente vecinal y feminista, quien fue asesinada en Lima, por un comando de aniquilamiento del grupo terrorista Sendero Luminoso el 15 de febrero de 1992, a la edad de 33 años. Era madre de dos niños de 10 y de 8 años.

Tenaz luchadora por los derechos de su comunidad, su muerte subrayó el desprecio terrorista por aquellos líderes democráticos comprometidos con los pobres, ella afirmaba que:

La revolución es afirmación a la vida, a la dignidad individual y colectiva; es ética nueva. La revolución no es muerte ni imposición ni sometimiento ni fanatismo. La revolución es vida nueva, es convencer y luchar por una sociedad justa, digna, solidaria al lado de las organizaciones creadas por nuestro pueblo, respetando su democracia interna y gestando los nuevos gérmenes de poder del nuevo Perú.

Seguiré al lado de mi pueblo, de las mujeres, jóvenes y niños; seguiré luchando por la paz con justicia social.


Su vida como estudiante, como animadora de escuela inicial, como joven enamorada, como esposa y como madre, se vio comprometida con la situación de la mujer popular, y, ya con fuerte convicción, se comprometió a cambiar esta situación, organizando a las mujeres, formando dirigentes, relacionándolas con los demás sectores, con la economía, con la política, con las ideas, con el poder (generalmente en las manos de los hombres). Y más tarde, en momentos muy difíciles y peligrosos, supo enfrentar las crisis, defender la paz, condenar la violencia y la muerte, pero siempre trasmitiendo confianza y optimismo y una alegría contagiosa que no pudieron anular ni las amenazas de los poderosos, ni las calumnias de los envidiosos ni las bombas criminales de los asesinos.

Cómo no recordar hoy su compromiso con la sociedad, con su familia, con su país, mientras he leído su historia, su quehacer de mujer luchadora a lo largo de mi vida me pregunto ¿por qué pasó esto? ¿por qué le pasó esto al Perú?, ¿por qué callaron la voz y el andar de esta gran peruana y de muchos que han dejado huella?, es pues, tarea nuestra culminar las buenas iniciativas de la “negra” y de decenas de peruanos de aquellos que nunca fueron fotografiados, pero que se enfrentaron al poder, al terror mientras miles de peruanos recién explorábamos la vida, el Perú.

La muerte de María Elena Moyano marcó el fin de terror en nuestro país, nos entregó su vida para con su vida enseñarnos a construir el país justo para todos. María Elena seguirá sembrando su semilla de lucha y de paz en las futuras generaciones, María Elena no ha muerto vive en el corazón de su pueblo, que hoy queremos caminar por los valles de la paz, que nuestra patria anhela.

23 de mayo 2002 El Congreso de la República del Perú proclama a María Elena Moyano heroína nacional, en homenaje a su vida ejemplar al servicio de la comunidad y consagrada a la defensa de la democracia y la paz.

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